Todas las mañanas al alba, se levantaba perezoso y con mucho trabajo, por el dolor de sus rodillas debido a enfermedad articular por la edad, eso le preocupaba pero no tanto como la situación económica.
No importaba si había sol , lluvia o frío necesitaba trabajar para pagar la renta y medio comer , además de mantener a su familia, si alguna vez tuvo sueños, estos se esfumaron como el humo del escape del taxi que manejaba día a día , por supuesto no era dueño del mismo, solamente lo alquilaba pagando una cuota de forma diaria, con poca ganancia.
Era un buen hombre, bonachón muy poco comunicativo, y sobretodo honrado, a su hija no la regañaba, pero tampoco estaba mucho con ella ya que siempre estaba trabajando . A veces se molestaba con su esposa por su carácter explosivo, pero él sabía lo difícil que era hacer milagros para que le alcanzara el poco dinero que llevaba a la casa, además de cuidar a la hija.
En fin basta de pensar , desear o recriminar había que trabajar, se levanto y se fue sin desayunar, no había café o pan , solo tomo agua y se dirigió por el taxi, donde trabajaría por 8 horas y después acudiría a su otro trabajo como ayudante de mecánico , fueras de la ciudad en una pequeña ranchería , le pagaban poco pero le ayudaba, sin embargo ya le habían avisado que ese era el ultimo día de trabajo ya que no había dinero para pagarle.
Como ayudante de mecánico , le gustaba el trabajo, y disfrutaba el paisaje con esos cielos color naranja, sobre las montañas lejanas al ponerse el sol, además era buen mecánico , pero ni modo, habría que buscar otro.
Ya se encaminaba en la tarde a entregar la cuenta al dueño del taxi para irse por ultima vez al otro trabajo, cuando se dio cuenta por el espejo que su ultimo cliente había olvidado un morral de tela de tamaño regular, decidió bajar para revisar y cual seria su sorpresa que encontró varias piedras de diversos tamaños y colores. Algunas muy brillantes, que lo preocuparon parecían buenas , ya se le hacia tarde pero su deber y honradez lo obligo a regresar donde dejo al ultimo pasajero.
Este pasajero era un anciano que vivía en un edificio viejo como el, quedaba un poco retirado pero tenia que entregar lo que dejó en el taxi. Entró al edifico y tocó en varias puertas, hasta que le abrió este anciano, era regordete, calvo , pequeños ojos, pero con una mirada profunda parecía que te penetraba el alma, y al mismo tiempo sonreían , muy brillantes y vivarachos y la sonrisa era la mas bella a pesar de que le faltaba un diente, ya que emitía una riza y carcajada musical y al mismo tiempo sus mejillas se inflaban como globos rosados y toda su figura transmitía una enorme paz.
Al ver la bolsa la reconoció y lo hizo pasar, a tomar un chocolate caliente y pan recién horneado, ya que estaba lloviendo, esto le animó por el hambre que tenia , pero no dejaba de pensar que ya era muy tarde, sin embargo se sentó y aceptó, estaba muy apenado por sus ropas mojadas.
El anciano le dio las gracias y saco de la bolsa una gran piedra blanca que con la luz emitía muchos colores y se la entregó don pepe no sabia que hacer en esta situación y se negaba a tomarla, en ese momento el anciano soltó una sonora carcajada y le dijo que no era para el, se trataba de un encargo.
Le explicó que tenia que entregar la piedra a su amigo y le entregó la dirección y el nombre de dicha persona, como don pepe ya estaba en este lio, no quiso ser un grosero, además lo veía muy viejo y necesitado por eso tomo la piedra y la dirección.
Salió del departamento solo pensando en lo atrasado que estaba para entregar el taxi y acudir a su ultimo día de su trabajo de la tarde, al hacerlo sintió un gran frío, se estremeció hasta los huesos, la nariz se puso roja y las manos moradas, la camisa y la chamarra vieja no le ayudaba, se subió al taxi y se encamino a la dirección que le indicaron.
Al llegar observó una casa muy grande y lujosa, nunca había visto una casa así y menos entrar, tocó el timbre y lo hicieron pasar y lo sentaron en un sillón, esperó más de una hora, ya estaba desesperado cuando por fin llego la persona que estaba buscando, para su sorpresa era idéntico al anciano que lo enviaba, los mismos ojos inteligentes, mirada profunda y muy risueño pero con dentadura completa.
Este anciano le dio un abrazo muy fuerte y con cariño, le hizo entrega de una llave de auto nuevo y le explico que era un regalo por ser un hombre feliz y muy agradecido con Dios a pesar de sus carencia y problemas, que mucha gente pedía por el y lo bendecían por sus acciones de ayudar a los demás, no cobrando o bien otro tipo de ayuda.
Lo llevo a un lugar donde había un carro nuevo pintado de taxi , y una carpeta con papeles que lo hacia dueño de dicho auto y el permiso y placas, le dijo que se lo llevara ya que era suyo, don pepe no supo que decir, se puso a llorar y salió de la casa.
No podía creerlo, ya no tendría problemas económicos y podría estar mas en casa para ayudar a su esposa e hija, hablo para que recogieran el taxi que alquilaba y le renunció al dueño.
Desde ese día ya no tuvo problemas económicos, ya vivía con lo necesario, sin lujos pero también sin carencia, además le ofreció a ambos ancianos su ayuda cuando lo necesitaran.
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