El Águila Real


Cada día salía a volar, no por obligación de ser quien era, una majestuosa criatura, en verdad le gustaba hacerlo, lo disfrutaba enormemente, subiendo a lo mas alto con la idea siempre de llegar hasta el sol, le llamaba la atención su brillo, esplendor, y distancia, pero también era consiente que no podía hacerlo, era mas bien un juego, una competencia con ella misma a subir cada vez mas alto.

Entre otras cosas lo que ganaba con este juego, era sentir a diario el viento fresco en su cara, sobre todo en su pico que lo abría para sentir el aliento del creador en el viento, y era  como un soplo de vida diario. Cuando volaba bajo, mojaba sus alas en el mar o rio que tuviera a su alcance, así podía refrescarse o bien asear sus alas, para que quedaran brillantes y limpias, si era agua dulce calmaría su sed y si era salada buscaría comida en los peces.

Ese era su día a día por la mañana volando todo el día con breves descansos y volvía al ponerse el sol, le gustaba ver a este astro meterse en el mar (eso pensaba ella que diario pasaba), para dormir por la noche, así ella también regresaba a casa para hacer lo mismo en su cueva situada en lo mas alto de la montaña.

Así sucesivamente a la mañana siguiente inicia su vuelo de cada día, a veces lo hacia muy bajo, para que la hierba y sobre todo las flores rosaran su cuerpo, para hacerle unas cuantas cosquillas o sentirse amado por sus caricias y estas flores la saludaban con mucha reverencia, ya que era la reina de las águilas, además limpiaban sus alas, dejándolas muy limpias y olorosas a flores.

Se sabia y sentía majestuosa, ya que era un águila de la realeza, un AGUILA REAL, bella, elegante, ya que no volaba, bailaba en el aire con mucha agilidad y armonía, con movimientos finos y precisos, sobre todo cuando buscaba su alimento y cazaba, algún salmón, o un pequeño animal en el bosque.

Esta actividad no la hacia con maldad o abuso, era sobrevivencia para alimentarse y si podía evitarlo lo hacia, pero había que alimentarse como los otros animales. Ella era un ave de presa, la mas conocida y mas distribuida en la tierra, al abrir sus alas se les podía verse extender hasta 2.5 metros, con una velocidad hasta de 320 kilómetros.

Pero una mañana, decidió cambiar su rutina, decidió pasear cerca de una población, pudiendo así observar a lo lejos con esa vista de ……..AGUILA!!!!!! a una pequeña niña, sentada llorando muy triste y en forma desconsolada, había perdido a su mascota que llevaba en las manos dentro de una cajita para enterrarla, se trataba de una vieja y coja lagartija verde , pero el amor de la niña no tenia comparación y doblego el orgulloso corazón del águila, la cual no entendía como un animal tan feo podía ser amado, llorado, con tanto dolor por esa niña.

Entonces esa hermosa águila decidió bajar y acercarse poco a poco para no asustarla pero esta hermosa niña, con ojos inteligentes, curiosos y un corazón de oro, lleno de un gran amor, en lugar de asustarse, solo estiro su mano pequeña para acariciar sus alas y en ese momento se dio una gran unión de amistad.

El águila supo por fin lo que era ser amada y acariciada por un ser humano, pero al mismo tiempo conservar su libertad de ser tan libre como antes y al mismo tiempo tener una especie de ancla de amor en la tierra con esta niña, y así fueron amigos por muchos años ya que el águila era muy joven y la pequeña también, tuvieron mas de 20 felices años de amistad.

 

Comentarios