En la granja corriendo de un lugar a otro, entre maullido y maullido y con los bigotes muy listos para jugar y buscar, ¡si buscar! porque sus bigotes eran muy especiales, le servían de radares o sea localizadores, ya que cuando encontraban su objetivo, estos bigotes se ponían luminosos o brillantes y temblaban o vibraban.
En esta ocasión buscaba a su gran y pequeño amigo de orejas grandes y cola larga, este pequeño ratón llamado Quesin por su afición a este producto y otros alimentos, sin embargo, a pesar de su apetito seguía pequeño y muy ágil.
Este roedor era pequeño, ágil, intrépido, juguetón y si lo ameritaba la ocasión podía ser fiera como un león y también se sentía atraído por la amistad de Miel, y solía decir a sus compañeros de la granja que además de ser muy dulce, tierno, juguetón su amigo minino también era muy inteligente.
Para evitar problemas de dudas sobre su gran amistad y quererlos ver como enemigos acostumbraban reunirse en un lugar especial que se había formado en forma natural por la presencia de robles viejos y hojas derribadas, piedras y demás baratijas, casi nunca era frecuentado este lugar porque lucia tétrico, pero en realidad el bosque disfrutaba de la presencia de ambos animalitos y ayudaban a esconderlos.
Ya juntos Miel y Quesin lejos de todo habitante de la granja, se dedicaron a jugar, en los arboles, trepando para hacerles cosquillas y así hacerlos mover sus ramas en forma muy exagerada ( a propósito) para moverse en extremo y todos reían.
De repente se quisieron aventurar mas lejos para no ser vistos y que el dueño de la granja donde vivían ambos no los enemistara, haciéndolos pelear, así que decidieron los dos correr mas lejos, ambos disfrutaban uno de otro.
No se dieron cuenta y corrieron mucha distancia, además el hambre, la sed y el cansancio los agoto y quedaron vencidos sobre una piedra sin saber para donde ir y donde conseguir comida y agua.
Poco después de estar acostados, se escucho a lo lejos un aullido fuerte, sonoro y muy repetitivo y largo… AUUUUUUUUUH y se repetía AUUUUUUUUUUUH , cada vez se oía mas cercano, pero por fin lo tuvieron cara a cara o nariz con nariz , ambos Miel y Quesin estaban muertos de miedo pero al ver a ese pequeño y hermoso lobo que se paro frente a ellos, con unos ojos juguetones, e inteligentes de color café como el grano de esta bebida.
Por un momento ninguno de los tres se movió ya que no sabían que hacer, pero por fortuna el pequeño lobo se tiro al piso y rodó en el, con una carcajada sonora “jajaja” y con sus patas sobre su pansa para reír con ganas, por fin se calmó y les extendió la pata como un saludo de hermanos.
Les pidió que lo siguieran y llegaron a la cueva o de este lobo, les pidió que no se preocuparan que era tarde y se veían cansados. En esta cueva había agua fresca que venia de una montaña y frutos para comer, en el fondo de ella se filtraba la luz de la luna, con ello se podía ver el cielo lleno de estrellas y a un lado en el piso lleno de pasto y flores pudieron recostarse los todos para descansar.
Desde este momento los tres se hicieron grandes amigos y se cuidaban unos a otros, de esa forma unieron sus esfuerzos, amistad y amor incondicional sin importar su forma o actividad de cada uno, eran hermanos para siempre.
Comentarios
Publicar un comentario