Dulce Aroma

Sentados frente a la fogata de la chimenea, con calor de hogar y de amor, además de los maderos encendidos, brotando chispas de colores, se llenaba la casa de exquisitos olores. mezcla de varios sabores de galletas recién horneadas, con la delicia de chocolate batido a mano, se encontraban los dueños de la casa, un matrimonio de varios años al igual que sus edades, tratando de encontrar esa formula adecuada a su problema.

Dicha chimenea servía para calentar la pequeña casa y para cocinar a diario su sencilla pero bien balanceada comida, además de su riqueza en sabor culinario, solo bastaba en colocar una rejilla de hierro forjado sobre el fuego y colocar sus ollas, no tenían estufa, ya que se había descompuesto hace meses y no tenían dinero para comprar otra, sin dinero no podían hacer varias cosas.

Cada noche platicaban de eso y además del hecho de que, si morían, quien se quedaría con su tierra de grandes extensiones ya que estaban viejos, enfermos, sin dinero, estos ancianos llamados José y Carolina vivian en una pequeña casa, pero en una gran extensión de terreno fértil y muy codiciado el cual lo heredaron hace varios años, pero sus condiciones físicas y económicas solo les permitía sembrar y cosechar una pequeña parte exclusivamente para consumo propio, por ello si tenían para comer, junto con unas pocas gallinas y una vaca vieja pero todavía les daba leche, hacían queso y a veces vendían sus productos a precios muy bajos o los regalaban.

En realidad, eran dueños de un gran terreno de mas de 10 hectáreas el cual habían heredado hace varios años de sus antepasados, nunca pudieron tener hijos y gastaron lo que tenían para lograrlo y nunca lo consiguieron, sin embargo, no se arrepintieron de ello ya que valía la pena intentarlo y eran muy felices.

Su preocupación era que había varios terratenientes que querían sus tierras para construir centros comerciales o viviendas caras y malas no pensaban en invertir a la tierra para producir comida para las personas por lo menos una parte. Ya varias veces les había propuesto comprarles a precios ridículos mas que venta querían robarles.

Lejos de sus casas en una zona cara de la ciudad en el club de los Rotarios se discutía en varias mesas precisamente como apoderarse de esos terrenos y se hacían apuestas y grandes especulaciones, ya habían intentado varias cosas, desde la compra a precios muy baratos, hasta invasiones del terreno, pero por alguna forma siempre había una luz de fe y amor hacia estos ancianos y todo salía mal y no podían conseguir quitarles su terreno.

Dos días después de esa noche, encontraron en la puerta de su casa una hermosa flor color rosa, con tintes plateados y un perfume muy especial y agradable que con el mas pequeño suspiro su olor se espacia por todo rincón de la casa, cómoda llena de amor y espiritualidad para ellos y por el vecindario.

Esta flor solo requería un poco de agua ya que se había quedado toda la noche fuera de la casa, hasta esa mañana que la encontraron, con todo cuidado y cariño le dieron un poco de agua, cargándola como un bebe hacia una zona de la casa donde entrara un poco de sol y todos los días le ponían música hermosa, pero nunca supieron quien la llevo ni de que planta se trataba.

Pasaron varios días y con los cuidados y amor que le daban a la flor, esta creció muy rápido, embelleciendo mas su casa y cubriéndola de un aroma, discreto, suave, elegante pero lo mas interesante era que con la presencia de la flor y su aroma, los dueños de la casa parecían rejuvenecer día a día, ya no se enfermaban, reían a diario y había en ellos una energía sanadora y por ello extendieron la zona de cultivo y la cosecha fue excelente y abundante, con ello lo que hicieron fue donar a sus vecinos fruta, verdura, maíz, por lo menos la mitad de lo que recolectaron regalaron.

Todos sus vecinos estaban asombrados de verlos jóvenes, sanos y muy activos pero eran muy felices por ellos ya que siempre repartieron comida, aunque no tuvieran mucho, lo mejor es que todo el pueblo mejoró en todos sentidos, también con el olor de la flor que salía de la casa de José y Carolina.

Ya teniendo juventud, salud y dinero de la cosecha acudieron a un orfanatorio para solicitar la adopción de tres hermanos pequeños que habían llegado a ese sitio hacía ya varios meses y no querían separarlos y así ya pudieron ser padres de tres hermosos niños pequeños, además donaron una parte para tener un jardín con juegos, maestros de música y pintura, flores hermosas para todos los niños ya sea del pueblo o el orfanato y así todos los niños, el pueblo y José y Carolina fueron muy felices, por supuesto los que querían esos terrenos nunca pudieron conseguirlo.

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