En todo el
parque solo se oían muchas risas, aplausos y el eco de una zona de teatro muy
cercana que solo repetía una y otra vez… ja ja ja y los ruidos de las ovaciones, de adultos y
niños por igual, frente a todos ellos había una payasita, que era muy bajita,
vestida como una muñeca fea, descrita como en la canción de Cri Cri el grillito
cantor.
Con la manga
rota, la cara sucia llena de hollín y lagrimitas pintadas en su cara, pero sus
ojos brillaban como brasas ardientes, por la pasión que ponía a su acto y la
inteligencia,
bondad, reflejada, sus cabellos como risos dorados, hechos con estambre
y otros
materiales, tenia la cara pintada con varias capas de varios colores para poder
ocultar las
arrugas formadas por la edad y los momentos difíciles de su vida.
Pero su
sonrisa a pesar de mostrar la falta de varios dientes, realmente era muy bella
ya que no era falsa, se notaba la alegría que tenia y marcaba mas los surcos de
su boca, los cuales estaban profundos, como consecuencia de sus risas
frecuentes.
Al terminar su
show la payasita se encaminaba por la calle, con su abrigo parchado y viejo,
con paso lento, encorvada por el cansancio, los dolores de espalda y piernas, con sueño,
hambre y a veces
se tropezaba con esos grandes zapatos de payasita, de color rosado.
En tiempos
como este, con climas muy lluviosos, todo el maquillaje se le corría y le
dejaba al
descubierto un bello rostro avejentado y cansado, pero como son todas las
mujeres trabajadoras, honradas y preocupada
por los demás seres vivos, y por ella misma, cuidaba muy
bien de los suyos , su compañía era una perrita anciana, fiel que antes era su compañera de trabajo en su pequeño huerto.
Tenia que
caminar unas calles para ir a la terminal de camiones, llegar por fin a su
casa, este la dejaba todavía a 4 calles de su departamento viejo que se encontraba
en la azotea de un edificio, para ella
era su penhouse.
Al subir al
camión a veces dormitaba por el cansancio o bien recordaba toda su vida y como había llegado
hasta ahí, ya que de chica siempre había querido ser artista, tenia bonita voz, modulada y
elegante, sabia tocar el violín que llevaba bajo el brazo, lo cuidaba
como su único tesoro lo tenia desde hace
varios años, era de su padre que fue artista callejero, pero con una
capacidad extraordinaria de tocar, como
un gran concertista y además fue
su maestro, el cual al morir se lo heredo.
Quedo huérfana
realmente muy joven, su madre murió en el parto y su padre cuando ella tenia 17
años, ella quiso estudiar pero no le fue
posible, tenía que buscar trabajo, pero no le gustaban por el mal trato o el
acoso, así que decidió ser artista en las calles, como su padre.
Al inicio ser
payasita, no le agradaba, pero la necesidad de comer y pagar sus gastos, fue
mayor, sin embargo con el tiempo encontró una riqueza que no creía ella
encontrar y fue el cariño de su
publico, sobre todo las sonrisas de los muchos niños que la veían.
También se
daba cuenta, que la mayoría de los pasajeros que viajaban con ella iban tristes,
cansados o enojados, pocos sonreirán como ella sin motivo aparente. Por eso
decidió desde hace unos meses que en ese trayecto a casa, daría su último acto del
día, para ellos, así que sacaba su violín y cantaba todo el repertorio de
canciones infantiles, sobre todo, esa que la inspiro a tomar su nombre
artístico y era LA MUÑECA FEA… le gustaba esa canción por la letra y también
así se sentía cuando era una niña.
Desde entonces
casi todos bajaban con una sonrisa y deseos de encontrarse al día siguiente
después del trabajo, el camión la dejaba 4 calles antes de su casa y tenia que
subir varias escaleras, lenta y perezosamente por el cansancio y la edad.
Su perrita
igual que ella vieja y cansada la recibía con mucho gusto y con un gran movimiento
de su cola pelona, se cambiaba y lavaba su cara y toda su hermosura se
reflejaba al
espejo, pero no por su aspecto físico si no por su bella alma, cenaban muy
ligero, no había mas y regaba su pequeño huerto, lleno de tomates, hierbas,
papas y
otras verduras
más.
Realmente no sabía
porque esa noche en especial se sentía muy cansada y se durmió inmediatamente,
ahora no batalló como todas las noches.
Al despertar
estaba muy asombrada ya que no tenia dolores, hambre o queja de nada, hasta su
cabello era más abundante, suave, brilloso como no había estado en años, la
habitación estaba muy iluminada y bella, tenía un olor a las flores de lirios,
azucenas, jazmín y gardenias, no sabia quien las había llevado.
Por fin pudo
enfocar su vista y observó un ser alto, delgado, hermoso y luminoso y su
perrita a un lado, joven y juguetona como antes, le estiro la mano y le dio la
bienvenida, ella se descontroló pero pudo entender que por fin había llegado a
la casa de su padre eterno y se puso muy feliz, ya no había sufrimiento, solo
alegría.
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